Alibri: la mejor librería de Barcelona
Barcelona es la ciudad de las librerías. Hay más de 300, por lo que podríamos dedicarle un año entero a visitar cada una de ellas. No obstante, siempre hay una que se siente como hogar, como refugio... Pongamos que hablo de Alibri.
La historia de Alibri
La familia Herder, dedicada al mundo editorial desde 1801, fundó la librería barcelonesa en 1925. Todo se debe a que la editorial Herder había adquirido un fondo editorial de gran importancia en lengua castellana, por lo que se planteó abrirla en un país de habla hispana. Se eligió España, y, más concretamente, Barcelona. La familia de editores, que, por cierto, ya van por su sexta generación, supo que la ciudad olía a libro.
España se vio sumida en la Guerra Civil, una época oscura y dura para todos los ciudadanos, incluso para los libreros de la antigua librería Herder, ya que tuvieron que cesar la actividad pública, ya que la organización republicana la expropió.
Cuando todo parecía estar perdido, un pequeño rayo de luz, ese que no cesa, como diría Miguel Hernández, hizo que todavía hubiese un atisbo de esperanza para la librería. Un buen día, Antonio Valtl, gerente de la librería hasta que la expropiaron, la compró en una subasta, por lo que pasó a ser de su propiedad. En ese momento, ubicaron la preciosa librería histórica barcelonesa en el 26 de la calle Balmes, donde, a día de hoy, podemos encontrarla con sus puertas abiertas y con libreros y libreras dispuestos a atenderte con una gran sonrisa y grandes recomendaciones literarias.
La librería no recuperaría cierta estabilidad hasta una vez terminada la Segunda Guerra Mundial. A partir de 1945, la librería pudo no solamente estabilizarse, sino ir creciendo y evolucionando. De hecho, dada su relevancia, la Universidad de Barcelona la nombró Librería Universitaria, reconociendo así la calidad de su fondo editorial y el servicio que el mundo tenía al mundo de la docencia y la cultura.
Tras constantes cambios e innovaciones, que hicieron que la librería creciera cada día más, en 1999 se decidió cambiarle el nombre: pasaría de ser la conocida Librería Herder a la archiconocida Librería Alibri.
En diciembre de 2022, Alibri tenía pensado cerrar sus puertas a miles de historias capaces de hacernos sentir. No obstante, Bookish, una empresa dedicada al mundo editorial pudo salvarla al adquirirla. Así, una servidora pudo, meses después, llamar a una librería, lejos de su tierra natal, hogar.

Alibri durante la semana de Sant Jordi
Digamos que me escapé de mis obligaciones de persona adulta para poder visitar Alibri durante la semana de Sant Jordi. Unos pocos días fueron suficientes como para gastar un pico bastante considerable de lo que tenía ahorrado en maravillosas novedades literarias –que, en un futuro, podré darles una segunda vida, como las buenas historias merecen–.
La cantidad de libros que podemos encontrar en esta librería del centro de Barcelona es la suficiente como para querer llevarte tres cuartos de todos y cada uno de los títulos que puedes encontrar. En Alibri hay un libro perfecto para cada persona, menos para mí. Para mí hubo, en dos días, 15 libros maravillosos. Desde Roald Dahl hasta Maggie O'Farrell.
Pero ¿qué sucede si un libro no lo tienen físicamente en el 26 de la calle Balmes o no puedes ir de forma presencial a la librería? Te lo ponen muy sencillo.
Alibri cuenta con un gran comercio electrónico o, como a los jóvenes de hoy en día les gusta denominarlo, e-commerce. No dejes pasar la tentación y échale un vistazo a lo que se convertirá en tu librería de referencia tanto física como electrónica.
Además, este pasado 23 de abril, la librería contó con con cinco grandes paradas llenas de autores de renombre.
Me quedé con ganas de poder ver y saludar a Luis García Montero cuando estuvo en una de sus paradas del centro de Barcelona, pero sé que el año que viene repetiré la experiencia de pasar el Día del Libro en Barcelona y podré verlo alguna de las paradas de la librería, aunque tampoco quiero meter presión.
Mi experiencia en Alibri
Los libros que quería estaban ahí. No tuve que buscarlos. Me estaban mirando fíjamente. Dar con ellos no fue nada complicado. Ellos dieron conmigo.
En otro tipo de librerías es muy sencillo perderse en un maremágnum de libros dispuestos de una forma totalmente caótica y que no tiene sentido. Aquí no ocurre. Repito: todos los libros que yo quería en ese momento estaban ahí esperándome a que me los llevase, al igual que grandes descubrimientos con los que se me hizo la boca agua.
Es muy sencillo moverse por esta librería, al igual que encontrar los libros concretos que una persona quiere. Y si, dentro de la sencillez, a una persona le resulta complicado encontrar un libro, hay grandes personas, amantes de los libros y de la literatura, dispuestas no solamente a ayudarte a encontrar el título que buscas, sino a recomendarte grandes títulos que desconocías o a los que, quizá, no le habías prestado tanta atención.
He de resaltar, como buena mediadora intercultural que soy, la sección de idiomas y lingüística que tienen. No necesitamos una librería inglesa en Barcelona; tampoco una librería francesa en la capital del libro. Todo lo que necesita un amante de las lenguas y la cultura lo encuentra en la mejor librería de Balmes, Alibri.


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Celia Moreno Campos
Graduada en Traducción e Interpretación por la Universidad de Murcia y escritora en la revista «En plan culto», de la UCM. Libros, cine y música.
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